Entrevista con Valentina Berr - Parte 2

Valentina_01

Monika: Yo finalmente me sentí libre después de mi transición. ¿Y tú? ¿Hubo un momento único, o quizá una serie de momentos, en los que sentiste que realmente habías entrado en tu yo más auténtico?
Valentina: Yo siento que sigo en transición y que eso va a seguir así siempre. Ahora estoy en un punto bastante estable, por ejemplo. Sí que es verdad que cuando empecé a entenderme a mí misma como trans y lo empecé a compartir con mi novia de entonces, que me acompañó con mucha emoción también, sentí algo bastante placentero, como un “clic” interno, antes siquiera de cambiar nada de mi físico, ni mi nombre, ni nada. Pero eso rápidamente pasó a un segundo plano porque llegó todo el aluvión de violencias online y offline que me intentaban castigar por tomar ese camino desviado, y ahí empecé a sentir el tránsito más bien como una mezcla de acto de libertad y un acto doloroso de resistencia y de negociación con los entornos, porque hay cambios que, desde el primer momento, fui consciente de que los hacía para evitar violencias, no porque yo quisiera. Eso no quita que esté contenta con las decisiones que tomé; no me arrepiento. Pero la realidad es que transitar no es siempre un camino hacia lo que deseas: a veces es un camino hacia lo que te permite seguir viva.
Monika: Muchas mujeres trans tienen experiencias muy variadas con la terapia hormonal. Mirando atrás, ¿cómo sientes los efectos físicos y emocionales que ha tenido en ti?
Valentina: Ha sido una relación de amor-odio, la mía con las hormonas. Empecé y detuve el tratamiento muchísimas veces porque no me acababan de sentar bien, pero a la vez había cambios que me hacían sentir genial conmigo misma, entonces era complicado tanto tomarlas como dejarlas. Ahora, por ejemplo, estoy en el periodo más estable en el que he estado con respecto a tratamientos hormonales desde que empecé: llevo desde diciembre de 2023 sin hormonarme. Y esa estabilidad tiene que ver con que la decisión fue eufórica, no disfórica. Es decir, cuando yo decidía hormonarme, era porque me sentía mal con mi cuerpo y necesitaba cambiarlo, y cuando decidía dejar de hormonarme era porque, a pesar de que me gustaba más cómo se veía mi cuerpo, me sentaban mal físicamente.
Monika: ¿Qué papel han tenido las historias de otras personas, como las vidas intersex, en cómo tomas decisiones sobre tu propio cuerpo?
Valentina: Sin embargo, esta vez tomé la decisión de dejar de hormonarme porque me apetecía ver mi cuerpo sin hormonarme, aunque algunos cambios se mantengan un poco, cosa que también me gusta. Y lo que me motivó a ello fue un relato de un libro titulado La rebelión de las hienas, de Mer Gómez, en el que una chica intersexual cuenta cómo decidió hormonarse a pesar de no querer hacer ninguna transición de género, simplemente para revelarse contra el destino que le impusieron, porque de pequeña le intervinieron para que su cuerpo no produjera tanta testosterona. Es decir, ella fue asignada “mujer” al nacer, pero como producía más testosterona que otras chicas, la “corrigieron”, literalmente, como si su cuerpo fuera un error. Me pareció muy inspirador. Las historias de las vidas intersex son una ventana potentísima para que todas nos sintamos más libres y más conectadas con nuestras corporalidades y con cómo deseamos habitar el cuerpo.
 
Valentina_04
Valentina Berr al Diari Ara. Foto de RMM.
 
Monika: El camino hacia nuestro yo auténtico a menudo tiene un precio alto: perder amistades, familia y, a veces, incluso trabajos. ¿Cuál fue la parte más difícil de salir del clóset para ti, y cómo lo enfrentaste?
Valentina: Normalmente se tiende a pensar que vivir siendo abiertamente trans te permite encontrar tu auténtico yo. La realidad es que, para mí, el camino fue un poco opuesto. Para poder conectar con esa parte de mí, mi parte trans, tuve que renunciar a muchísimas otras partes de mí; ya no solo hablo de personas o cosas, sino incluso a otras partes de mi identidad que quedaron enterradas bajo ese pasado. Porque transitar es como convertirse en madre: una vez tienes un hijo, tú dejas de ser “mujer” y pasas a ser “madre”, y parece que toda tu existencia gire en torno a eso. Todo el mundo te pregunta por tu criatura, te hablan de la maternidad, te dan consejos sobre lo que tienes o no tienes que hacer… y yo viví un poco lo mismo en relación a lo trans. Ahora estoy tratando de ir hacia atrás y rescatar aquellas partes de mí que se quedaron “lost in transition”. 
Monika: Muchxs sentimos la presión de lucir como mujeres “100% completas”, y aunque hayamos pasado por cirugías, la sociedad sigue juzgándonos. ¿Cómo manejas personalmente las expectativas del mundo exterior?
Valentina: Como te decía antes, rodeándome de personas que se salen de la norma, que abracen lo queer y que sean generosas compartiendo sus fracasos respecto al género. Es la clave, porque te acostumbras a que nadie espera nada de ti en relación al género; tu cuerpo no está sometido a un escrutinio constante, sino que en todo caso es celebrado, y eso poco a poco se va pegando a la piel hasta el punto en el que, luego, cuando estás en entornos donde eres la única persona queer, tu cuerpo viene todo lleno de marcas de euforia disidente, marcas de fortaleza queer. Te acostumbras a que tu cuerpo y tu género no le deben nada a nadie. No es 100% infalible, pero es la fórmula más eficaz que he encontrado para sentirme mejor, juntamente con escuchar a mi cuerpo e ir probando los cambios que me va pidiendo en los momentos que corresponda.
Monika: ¿Qué opinas sobre la situación actual de las mujeres trans en tu país?
Valentina: En España, en 2023 se aprobó la Ley Trans y LGTBI+, que es un paso adelante en el camino por blindar la autonomía de nuestros cuerpos y nuestras identidades, porque deja de obligar a las personas trans mayores de 16 años a pasar por medicalización para poder transitar legalmente, siempre y cuando tengan papeles aquí. Eso último lleva a preguntarme si, para entender cómo está aquí la cosa respecto a la transmisoginia, debería empezar hablando de la Ley Trans o de la Ley de Extranjería. ¿Cuál tiene más impacto en las vidas de las personas atravesadas por esa violencia? Con tantas mujeres trans migrantes sin regularizar, abocadas al trabajo sexual, mientras por otro lado los gobiernos sacan leyes que suponen una persecución salvaje que las ahoga, en especial a las trabajadoras más vulnerables en situación de calle, y con una crisis de la vivienda que les imposibilita un techo digno… Creo que las vidas trans, en particular las vidas trans migrantes, merecen un trato mucho más humano en este país que se hace llamar Reino de España. Estamos en ello.
 
Valentina_05
Valentina en su podcast @larespuestaatodo
en el bar Carita Bonita.
 
Monika: La sexualidad de las mujeres trans suele ser un tema tabú. Siempre me sorprende cuánta gente cree que no tenemos los mismos deseos y necesidades que nuestras pares cisgénero. ¿Es importante para ti desafiar esos mitos sobre la sexualidad de las mujeres trans?
Valentina: Por supuesto. De hecho, fue gracioso porque el capítulo de mi libro en el que más investigación tuve que hacer fue el que habla sobre sexo y mujeres trans. ¡Me di cuenta de que yo misma desconocía muchísimas cosas! Además, como lesbiana, estoy acostumbrada a vivir el cuestionamiento de las experiencias al margen de la cisheteronorma, a escuchar preguntas o comentarios sobre cómo el sexo lesbiano no es “sexo real”, y eso me ha empujado a ser todavía más curiosa sobre las posibilidades que nos estamos perdiendo por culpa de los roles de género machistas, binarios y cishetero.
Monika: Muchxs detransicionantes comparten historias de arrepentimiento, sintiendo que se apresuraron a la transición o fueron influenciadxs por presiones externas, a veces culpando al sistema médico por no orientarlxs mejor. Aunque sus experiencias son válidas y merecen compasión, es frustrante cuando sus relatos se usan en contra de las personas trans que están felices con su transición. ¿Qué opinas sobre cómo se retrata a lxs detransicionantes en el discurso público, y crees que sus experiencias deberían influir en la manera en que se brinda atención afirmativa de género?
Valentina: Varias cosas a comentar sobre esto. La primera, que toda experiencia trans es válida, incluidas las suyas. La segunda, que ninguna experiencia trans debe servir para alimentar discursos de odio anti-trans, porque el problema no es lo trans, el problema es el binarismo de género y el cisheteropatriarcado, que nos fuerza a someternos a modificaciones corporales o sociales que quizá no deseamos.
Monika: ¿Crees que los transfeminismos ofrecen un marco más amplio para entender también las experiencias de las personas detransicionantes?
Valentina: Desde los transfeminismos venimos defendiendo que nadie nace en un cuerpo equivocado, a la vez que señalamos cómo las personas cis llevan décadas modificando su cuerpo para encajar también en sus géneros, con depilaciones, tratamientos hormonales para estar más fuertes, operaciones estéticas de pecho, faciales, incluso alargamiento de pene o “rejuvenecimiento de vulva”. Las personas trans somos una pieza más en esa ecuación, a quienes además hasta hace muy poco se nos ha obligado por ley a someternos a esas operaciones, hasta 2007, y a tratamientos hormonales, hasta 2023, para poder cambiar nuestro género y nombre en la documentación. Decir que la culpa del “arrepentimiento trans” es nuestra es absurdo; justamente nuestro proyecto aspira a liberarnos de las imposiciones. Así que animo a todas las personas que viven su tránsito con arrepentimiento a que se sumen a los movimientos transfeministas y, desde ahí, desde sus experiencias, construyamos una sociedad en la que nuestras condiciones materiales de vida no cambien en función de si nos hormonamos, nos operamos o nos cambiamos de sexo. 
Monika: ¿Cómo interpretas el papel de los medios de comunicación en la construcción del pánico anti-trans a partir de estos relatos?
Valentina: Es que hay todo un engranaje poderoso de medios de comunicación frotándose las manos con sus experiencias para seguir construyendo un pánico anti-trans, utilizando sus voces para hacer daño a las vidas más vulnerables. Yo misma podría ser una “detransicionante”: hay muchos pasos que di en mi tránsito que yo no habría dado, pero jamás pensaría que me obligaron desde los movimientos trans; es absurdo pensar eso. El mejor amigo de una detransicionante siempre será la lucha antifascista, anticapitalista y queer.
 
Valentina_06
Foto de Celeste Bruno.
 
Monika: Recuerdo la época justo después de mi transición: era pura euforia. Mi armario sigue lleno de vestidos y zapatos que literalmente compré por docenas, y debo haberme probado cientos. Sentía que tenía que recuperar todos esos años que me habían sido arrebatados. ¿Tú sentiste lo mismo?
Valentina: Yo nunca tuve una gran pasión por el mundo de la moda ni por la forma de vestirme, y la verdad es que empezar a transitar no supuso una gran emoción por el cambio de vestuario; lo viví más como una responsabilidad que como una euforia, porque mi integridad física dependía literalmente de cómo me vistiese. A día de hoy todavía tengo una relación un poco conflictiva con la ropa; hay pocos looks que me hagan sentir bien y a la vez cómoda físicamente. Digamos que no siento que la ropa forme parte de mi identidad; no me definen mis elecciones de vestuario.
Monika: Por cierto, ¿te gusta que te hagan cumplidos sobre tu apariencia? ¿Te resulta fácil aceptarlos o te cuesta creerlos? 
Valentina: ¡Claro que me gustan! Yo nunca me sentí una persona extraordinariamente bella en mi infancia ni juventud; veía a gente mucho más bella que yo a mi alrededor, y durante estos últimos años estoy sintiendo que eso va cambiando, que estoy mucho más en paz conmigo misma y que eso me hace sentir mucho más guapa. Así que, cuando alguien me lo dice, más bien reafirma algo que yo ya pienso, así que lo agradezco y lo celebro. Además, con lo que te contaba de mis idas y venidas con los tratamientos hormonales, me he acostumbrado a ver cómo mi cuerpo cambia mucho todo el rato, y he llegado al punto en el que consigo verme bastante guapa independientemente de mi apariencia. Cada versión de mí puede ser increíblemente bella si yo me siento bien. Así que, ante la duda, si alguien me mira mucho por la calle, nunca voy a pensar que es por algo malo; pensaré que está tratando de procesar tanta belleza, jajaja. Es una buena estrategia de autodefensa ante las miradas de transfobia también.
Monika: ¿Cuál fue la parte más sorprendente de tu transición, algo que nunca esperaste, para bien o para mal?
Valentina: ¡Que fuera así de contagiosa! Yo viví los primeros pasos no con vergüenza, pero sí con la sensación de que lo mío iba a ser algo demasiado raro como para que alguien me entendiera, y tuve mucha necesidad de no compartirme. Ahora, con el tiempo, me he ido dando cuenta de que, como dijo Susy Shock en una entrevista, ser trans, o travesti como dice ella, es un espejo; provoca en las otras personas muchas preguntas sobre mí que rápidamente pueden convertirse en preguntas sobre ellas mismas. He podido ver con mis propios ojos cómo la gente que me rodea ha vivido mi transición como una oportunidad para cuestionarse su propio género y ser un poco menos “cis” de lo que se creían, abrazando esas experiencias de vida que les incomodaban en relación al género.
Monika: Finalmente, ¿qué sigue para Valentina? ¿Qué sueños y metas estás persiguiendo ahora?
Valentina: Mi meta ahora mismo es poder llegar a fin de mes siendo escritora y divulgadora, una cosa que de momento está siendo complicada. ¡Pero ahí estamos intentándolo! A nivel profesional, estoy trabajando en una novela muy cañera que no sé si algún día saldrá a la luz, y el año que viene saldrá un libro colaborativo en el que he trabajado este año junto con varias autoras que he escogido junto a la editorial con la que publicaremos, y que trata de un tema que me apasiona: la figura de la exnovia en el universo les/bi/ano. No puedo contar nada más por ahora, pero os aseguro que será precioso.
Monika: Valentina, muchísimas gracias por compartir tu camino y tus reflexiones. 
Valentina: Gracias a ti por esta conversación tan interesante, tierna y divertida.
 
Todas las fotos: cortesía de Valentina Berr.
Foto principal de Gabo Caruso.
© 2025 - Monika Kowalska



No comments:

Post a Comment

Search This Blog